Google Maps: ¿son las rutas ecológicas realmente más económicas?

Para ayudar a mejorar el clima, Google Maps ofrece ahora rutas más económicas. Pero, ¿lo son realmente? Probamos.
Google Maps siempre ha presentado criterios para seleccionar la ruta que mejor se adapte a las necesidades de cada uno. Normalmente, los usuarios podían elegir entre las rutas más cortas en distancia o las más rápidas. Ahora, la navegación evoluciona y desde principios de septiembre ofrece rutas más económicas.
Representadas por una hoja verde, estas rutas prometen ahorrar energía para llegar a un destino. Esto es así independientemente del motor del vehículo, ya que es posible introducir el tipo de combustible utilizado (gasolina o diésel) o la tecnología electrificada (híbrida o eléctrica). En función de la información introducida, de las características mecánicas, del entorno y también del tráfico en tiempo real, el sistema sugerirá entonces la ruta más eficiente en cuanto a consumo de combustible y, por tanto, en cuanto a emisiones de CO2. Esto es lo que enorgullece a Google, que asegura que el sistema ya ha ahorrado más de 500.000 toneladas de gases de efecto invernadero desde su lanzamiento en Norteamérica y Alemania.
Para lograrlo, el dispositivo utiliza sus propias bases de datos, adquiridas desde el lanzamiento de la aplicación, así como las del Laboratorio Nacional de Energías Renovables del Departamento de Energía de Estados Unidos (NREL, por sus siglas en inglés), con las que Google ha registrado el consumo de un panel de vehículos. Es precisamente el servicio Route Energy Prediction Model (RouteE) el que fue utilizado por las dos entidades. En nuestro lado del globo, se añadieron los datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
En detalle, es la tecnología del Simulador de Tecnología de Sistemas de Automoción Futura (FASTSim) del NREL la que está en el corazón del dispositivo. Una solución que permite estimar el consumo de combustible y energía para varios tipos de vehículos. A continuación, el modelo se integra en RouteE, que busca la ruta más económica. Por último, Google aporta su experiencia en la planificación de rutas y en el cálculo de la hora estimada de llegada (ETA), apoyándose especialmente en el análisis en tiempo real de las condiciones del tráfico, el verdadero punto fuerte de esta navegación.
Si la hora de llegada es similar, el algoritmo programa automáticamente la ruta más económica. Por otro lado, permite al usuario elegir entre el ahorro de energía o el tiempo de viaje. Sin embargo, según Mountain View, el sistema elimina las rutas con un desvío demasiado grande o con poco beneficio. Sin embargo, no se especificaron los umbrales definidos, ni en términos relativos ni absolutos.
En nuestras numerosas simulaciones teóricas para trayectos reales, el sistema propuso en promedio trayectos económicos entre 5 y 10 minutos más largos, con ganancias del 10% para un coche eléctrico. A veces es más corto, a veces más largo. Como en el caso de un viaje de Lyon a Niza: la ruta ecológica ofrece un ahorro de energía del 25%, frente a 2 horas y 10 minutos más (6 horas y 50 minutos en la red secundaria frente a 4 horas y 40 minutos en la autopista sin atascos). Además, las ganancias a veces pueden caer en picado y representar un ahorro de sólo el 4% si el tráfico se hace más denso. Esta es una de las diferencias más pequeñas que hemos visto.
Si la parte invisible del iceberg parece ciencia ficción para la mayoría de los conductores (incluidos nosotros), el sistema propuesto por Google es ejemplar por su claridad. Tras introducir el punto A y el punto B, el usuario puede ver de un vistazo la distancia, el tiempo de viaje y el ahorro conseguido con las rutas propuestas. Las diferencias se anuncian en valores relativos y no absolutos para una mayor coherencia entre los modelos de coches, que no se pueden seleccionar con precisión.
Para estas pruebas, nos pusimos al volante de un Skoda Enyaq iV 80 (que se encontrará pronto en Supertest). Para cada recorrido, el aire acondicionado se puso en manual para evitar variaciones que pudieran afectar al consumo de combustible, ya que Google no tiene en cuenta las temperaturas en sus cálculos. Para resaltar mejor el ahorro que se puede conseguir, hemos realizado estas pruebas sin tráfico, y sólo con la ayuda del control de crucero automático al leer las señales de este SUV eléctrico.
Nuestra primera prueba sigue a grandes rasgos los códigos de los desplazamientos diarios de la mayoría de los franceses, con un trayecto de ida y vuelta de algo menos de 35 km en total entre el centro de una gran ciudad y los suburbios residenciales. Según Google Maps, este trayecto típico, sin consideraciones económicas, tiene una longitud de 17 km y tarda 16 minutos, por lo que es el tramo de autopista el que se ve favorecido aquí. Esto contrasta con la alternativa respetuosa con el medio ambiente, que sólo utiliza las autopistas para evitar un tramo urbano, alargando así innecesariamente el tiempo de viaje: según nuestras observaciones, se necesitarían 5 minutos más si se evitaran por completo las autopistas. Este es probablemente uno de los límites que el sistema de Google Maps no quiere cruzar. Sin embargo, el ahorro es palpable en esta segunda ruta de 17 km con una duración total de 20 minutos. En un sentido, ahorra un 13% de energía eléctrica. En la otra dirección, la diferencia del 7% es menor debido a la topografía menos favorable.
No hace falta decir de antemano que siempre observamos una diferencia de tiempo bastante cercana a la previsión, con exactamente 3 minutos de diferencia. Pero la verdadera sorpresa viene a la hora de hacer las cuentas del consumo. En el viaje de ida, el contador del Skoda Enyaq iV 80 mostró un valor de 14,4 kWh/100 km, frente a 11,2 kWh/100 km en la ruta más ecológica, una diferencia del 22,2%. En el viaje de vuelta, registramos una media de 22,4 kWh/100 km frente a 20,4 kWh/100 km, lo que se traduce en un ahorro del 8,93%.
Así que Google Maps parece estar cumpliendo bastante bien. Así que decidimos llevar el ejercicio un poco más allá, con un destino que lleva casi el mismo tiempo independientemente del tipo de ruta. Por un lado, la elección de la facilidad y la comodidad con 74 km de autopistas y autovías. Por otro lado, un atajo de 22 km por un terreno exigente (52 km frente a 74 km), pero con una subida final negativa que, en el momento de la prueba, ¡resultaría en un ahorro del 43%! A pesar de los beneficios ecológicos, hay que tener en cuenta que la aplicación seleccionó por defecto la ruta de la autopista, que era sólo un minuto más rápida.
Aunque no hay duda de que esta ruta por la red secundaria era mucho más favorable que la alternativa de la autopista, la diferencia de consumo fue más generosa: registramos una media de 11,9 kWh/100 km por las colinas frente a 22,6 kWh/100 km. Es decir, un ahorro del 47,35%, que supera las previsiones de la aplicación.
Sin embargo, hay que recordar que Google Maps promete un ahorro energético. Y no las tasas de cambio entre los consumos medios. Un matiz difícil de calcular en ausencia de herramientas de medición perfectamente calibradas y precisas. Por otro lado, aplicando un producto cruzado aproximado a nuestro consumo para obtener un volumen de energía consumida, las tasas son más o menos similares, si no mucho más atractivas: en la primera ruta, el ahorro medio de energía es del 10,3% ida y vuelta (frente al 10% según las previsiones de Google), mientras que es del 64,2% en la última ruta. Cada uno hará sus propios cálculos en función de sus necesidades, pero a final de mes, esto puede suponer un ahorro importante. Especialmente con los coches de combustión o híbridos que tienen que ir al surtidor.
Si bien la idea original se centra en la reducción de las emisiones de CO2, y por tanto en el ahorro de combustible, el sistema desarrollado por Google Maps se extiende también a los coches eléctricos. Después de estas tres pruebas, no cabe duda de que el sistema es especialmente predictivo y está bien pensado, tanto para los trayectos diarios como para otros más exigentes. Por lo tanto, imaginamos que se aproxima bastante a la realidad cuando anticipa un ahorro del 16% en un viaje París-Niza, pero sin embargo será necesario prever 4 horas más tomando la Nationale 7 y la carretera de Napoleón, en lugar de la autopista. Probablemente sea un precio más aceptable que el que pagamos durante nuestro viaje por carretera en un Renault Megane e-Tech este verano: tuvimos que pasar 8 horas y 40 minutos más al volante para beneficiarnos de un consumo medio de combustible un 32,14% inferior. No es un ejercicio muy rentable para Google Maps, que no ofrece la ruta histórica.
Esto deja en manos de cada conductor la elección en función de sus necesidades. Mientras tanto, el dispositivo seguirá aprendiendo y perfeccionando sus propuestas gracias al Machine Learning querido por la compañía americana. También estaría bien tener una mejor ergonomía: todavía no es posible elegir una ruta ecológica desde un ordenador y enviarla al smartphone, mientras que el sistema Mirror Link no permite ver el ahorro de energía al planificar una ruta desde la pantalla del coche. Además, no es del todo seguro que Google incluya una lista de modelos de coches en el futuro para perfeccionar sus predicciones. Para anticiparse de la mejor manera posible al consumo eléctrico, será necesario seguir utilizando planificadores de rutas independientes como ABRP o Chargemap.
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