¿Europa con emisiones cero? Es posible, si la red es inteligente

Una red eléctrica inteligente y flexible, capaz de integrar los medios de transporte eléctricos, los edificios y la industria, permitirÃa a Europa alcanzar fácilmente los ambiciosos objetivos para 2030 del paquete «Fit for 55» y las fatídicas emisiones cero en 2050. Ahorrando millones de toneladas de CO2, pero también decenas, si no cientos, de miles de millones de euros en inversiones en infraestructuras y gasto energético. Estas son las conclusiones del último informe de DNV Smart Energy Europe, apoyado por Eaton, Enel X, EDF, Voltalis.
DNV es una consultora independiente especializada en el análisis de la cadena de valor de la energía. Hablamos del informe y de mucho más con Alessio Nava, director general de Eaton Italia.
Eaton es una multinacional estadounidense fundada en 1911 que cotiza en la Bolsa de Nueva York. Está presente en 170 países y factura casi 20.000 millones de dólares en soluciones de hardware y software para la gestión de una red eléctrica inteligente y de la energía en general. Una división de e-movilidad especializada en componentes para vehículos eléctricos.
Las cifras clave del informe, resumidas por Nava, son las siguientes:  «La gestión flexible de la energía podría reducir 37,5 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero al año en Europa, ahorrar entre 11.100 y 29.100 millones de euros al año en nuevas infraestructuras, reducir el consumo de energía y reducir el coste de su uso.
La gestión flexible de la electricidad, explica Nava, supone armonizar dos cuestiones críticas: la cantidad máxima de energía necesaria durante los picos de demanda y el equilibrio de una red alimentada principalmente por fuentes renovables intermitentes. Evitando, por un lado, los riesgos de apagones y, por otro, un sobredimensionamiento muy costoso de las infraestructuras, desde la potencia instalada hasta el almacenamiento y la distribución.
Hasta ahora, el sistema eléctrico se ha basado en una producción monopolizada por las grandes centrales termoeléctricas y en un exceso de capacidad de reserva que el operador único activa en función de la evolución de la demanda. El sistema del futuro, en cambio, se basará en la red inteligente:  «El desarrollo de las renovables _explica Nava_ convertirá a cada consumidor en un prosumidor y a cada punto de extracción también en un punto de producción. Entre el 30 y el 40% de la demanda energética actual procede de los edificios. Mañana cada edificio se convertirá en un centro energético: producirá energía a partir de la fotovoltaica, la almacenará en baterías estáticas y gestionará las baterías de decenas y decenas de coches conectados en garajes. En resumen, será una parte activa de la red. El reto consiste en dotar a esta nueva red de la inteligencia necesaria para equilibrar los flujos, aplanando los picos tanto del lado de la retirada como de la producción. Para saturar las necesidades, minimizando los residuos, en definitiva. Por eso Nava dice que «la transición energética va de la mano de la transición digital».
Puede parecer un reto imposible, al menos con las tecnologÃas actuales. Pero el informe de DNV sobre Smart Energy Europe muestra que no es asÃ.  «El año 2030 está a la vuelta de la esquina», dice Nava,  «y no podemos engañarnos pensando que en siete años surgirán tecnologÃas decisivas. El informe se basa en las tecnologías existentes, que sólo tienen que integrarse en una red inteligente y ponerse en sinergia con las demás. Sin embargo, demuestra que el reto de la transición puede superarse.
Seguramente podemos alcanzar los ambiciosos objetivos del paquete «Fit for 55», piensa Nava. Â «Y podemos mirar hacia el objetivo de descarbonización total de 2050 con optimismo: dentro de más de treinta años es realista pensar en innovaciones radicales que nos ayuden a abandonar por completo los combustibles fósiles incluso en sectores que actualmente son problemáticos, como el transporte pesado, la navegación y la aeronáutica».
Integrar las tecnologías existentes en un sistema inteligente, A «bien regulado, incentivado y coherente», es la tarea a la que se enfrentan todos los gobiernos europeos. Empezando por Italia, que lleva unos cuantos años de retraso.
¿Se pondrá al día y mantendrá el ritmo?  «Las directrices marcadas por los documentos de programación y el PNRR van en la dirección correcta _ dice Nava _. El problema es aplicar esas estrategias y no retroceder». El directivo lamenta los retrasos del legislador italiano en la regulación de piezas cruciales de este nuevo sistema eléctrico basado en el principio de «construir como una red». Por ejemplo, sobre la integración entre los coches eléctricos y las redes, con las nuevas funciones Vehicle to grid (V2G) y Vehicle to home (V2H). O, peor aún, en la definición del marco regulatorio de las Comunidades Energéticas. A «Las comunidades energéticas _ explica _ desempeñarán un papel crucial en la transición. Integrando más edificios, plantas renovables, a escala de servicios públicos, usuarios privados e industriales, serán el núcleo básico y la caridna del nuevo sistema eléctrico generalizado».
Aunque Nava cree que Italia está¡ Â «más adelantada de lo que se creá» y demasiado a menudo a «injustamente maltratada», está¡ convencido de que  «Italia aún debe avanzar en el conocimiento del sector energético».Italia todavía tiene que avanzar en el conocimiento y la conciencia generalizada de la urgencia de la transición».
¿Se refiere a la resistencia del sector del automóvil con respecto a la fecha límite de 2035 y al retraso en la difusión de los coches eléctricos? «Ciertamente estamos sufriendo algunos problemas: la falta de incentivos estructurados para la compra de coches e infraestructuras; la exclusión de las flotas de empresas de los incentivos; la falta de homogeneidad en la infraestructura de recarga; la falta de oferta de vehículos eléctricos en las clases A y B, tradicionalmente las más extendidas en Italia».
Y sobre el tema de los costes excesivos de los vehículos eléctricos, Nava está¡ convencido de que la paridad de precios con los vehículos térmicos es aún una perspectiva creíble: Â «Estamos viviendo años críticos para todo el sector de la energía y las materias primas. No obstante, confío en que los mercados se estabilizarán y en ese momento los precios reanudarán su descenso, ya que el crecimiento de los volúmenes de producción permitirá a los fabricantes aprovechar las economías de escala».
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